Portfolio

Documental realizado en 2016, en el pueblo de Mejillones, Chile

SINOPSIS

Lucho y Lenny son los dos habitantes más antiguos de Mejillones, fueron parte de lo que fue la empresa de Fertilizantes, vivieron de niños la última etapa del campamento que se ubicaba arriba en el cerro. Parados en las ruinas de lo que fue, los recuerdos y anécdotas van surgiendo no sin cierta nostalgia, cuentan como con dinamita abrían la roca para extraer el  guano, excremento de pájaro fosilizado por miles de años. También como robaban dinamita para tirar al mar y pescar de esa forma los peces muertos de la superficie. Ellos fueron los primeros habitantes de lo que después fue el pueblo, ayudaron por propia voluntad a instalar cañerías, plantaron árboles que ahora agonizan en medio del desierto. Vivieron el momento en que los militares fueron y cerraron Fertilizantes, para instalar allí una base militar y les dieron diez días para irse, sin trabajo y sin indemnización.

Un capitán de barco retirado nos cuenta sobre el boom de la pesca, hace un mea culpa relatando cómo pescaban indiscriminadamente y reflexiona sobre el Mejillones actual.

Un retirado dirigente, don Juan, que cumplió el rol de alcalde antes de que exista Mejillones como comuna, nos cuenta sobre los momentos críticos que se vivían y cómo la industrialización fue la única salida que encontraron para subsistir. Solicitaron en su desesperación por falta de recursos, el advenimiento de Industrias que trajeran progreso y trabajo al pueblo. Lo primero en desarrollarse fue la pesca industrial y la instalación de plantas procesadoras de harina de pescado. Pepe un viejo pescador artesanal y su colega Raúl quien trabaja hace más de 35 años en la pesca industrial, nos cuentan cómo fue ese proceso. No había ningún control. Las plantas procesadoras descartaban agua contaminada, acompañada de un humo amarillo que tapaba todo el pueblo con su olor nauseabundo. Para el pueblo era sinónimo de trabajo y suspiraban declamando “Olor a Dólar”. Pepe sufrió las consecuencias de la pesca industrial, que con la regulación del estado a través de la cuota de pesca, limitaba y controlaba a los pescadores artesanales, para beneficiar exclusivamente a la corporación monopólica CORPESCA. Pero quienes terminan de matar el fondo marino son las termoeléctricas, con más de 10 en el parque industrial construidas para alimentar las minas de cobre de la región y con planes para dos nuevas plantas, convierten a Mejillones en el lugar con mayor concentración de termoeléctricas del mundo. Un artista plástico, el Guigui y su sobrino, el chino,  también artista nos cuentan desde su lado más sensible como viven las consecuencias de la industrialización, todo habitante de Mejillones tiene familiares muertos a causa de la contaminacion, tambien Guigui describe desde su mirada de artista la diversidad de la Bahía que ya no está. Todos los intentos de estudios sobre la bahía para comprobar el daño sospechosamente terminan en tinieblas, por eso la historia se cuenta a través de sus pobladores, todos fueron testigos de este proceso y la pluralidad de voces nos permiten reconstruir su historia, que es la historia de muchos pueblos, utilizados sistemáticamente como zonas de sacrificio. Un laberinto por los testimonios de estos personajes intentarán echar luz sobre el complejo entramado que llevó a Mejillones a su situación actual sin subestimar la esperanza de los pobladores de que la vida vuelva a la bahía.